(Miguel Hoyuelos, "Siccus". Ed. Letra Svdaca. Mar del Plata, 2014)
Por Laura Andrea Blanco
Integrante de la ONG Jitanjáfora
Cuando pensamos en el género de ciencia ficción solemos imaginar guerras espaciales, monstruos metálicos y mutaciones genéticas que pondrían en peligro la vida humana. El eje parece estar puesto en alertar sobre el uso excesivo que hacemos de la tecnología pero se suele olvidar una de las riquezas principales de este tipo de historias: nos obligan a mirar al ser humano, nos hacen enfrentarnos al espejo del otro para alumbrar nuestra propia naturaleza.
Esto es lo que ocurre en la novela Siccus del escritor marplatense Miguel Hoyuelos quien propone un mundo donde se ha inventado un ser con inteligencia artificial: el siccus -hombre seco, sin sangre-. Se trata de un programa de computadora cuyos precursores son los simuladores de persona existentes en la actualidad. Con estos se puede mantener una conversación por un breve lapso de tiempo hasta que uno percibe que sus instrucciones matemáticas no están entendiendo nuestras preocupaciones.
Los siccus, al contrario, tienen un manejo avanzado del lenguaje y podrían seguir una conversación con cualquier ser humano, aprendiendo cada vez más con su experiencia.
El conflicto inicia cuando un adolescente elige jugar a pegarle a su nuevo regalo y éste se ofende y comienza a odiarlo. Al igual que haría cualquier persona, decide no hablarle más a su agresor y busca el modo de defenderse.
La novela plantea varias problemáticas interesantes como por ejemplo si el hombre puede jugar a ser dios y crear vida: ¿heredará este ser las imperfecciones de su creador? ¿superará el hijo al padre? Pero quizás, el planteo central sea una pregunta más existencial: ¿cómo definir nuestra humanidad si existe otro ser con conciencia propia? Tal vez el logro mayor de esta obra sea el de plantearnos todas estas inquietudes con un lenguaje simple y accesible a cualquier tipo de lector.
Hoyuelos propone una renovación del género -y de la temática de la inteligencia artificial- al mostrar que la ética de este ser será necesariamente diferente de la de un hombre por lo cual valorará el saber y su libertad por sobre la vida humana.